sábado, 13 de octubre de 2012

El asesino del futuro

La propuesta cinematica de este fin de semana es el filme de El asesino del futuro (Looper). Una película muy por encima del típico filme de acción. Una mezcla de drama y ciencia ficción que plantea una interesante respuesta al supuesto de encontrarnos con nuestro yo del futuro.

Esperar con grandes expectativas el estreno de una película es un deseo que podría volverse en contra. Si no es lo que se tenía en mente, es muy posible terminar defraudado y con cierto corajillo hacia ella; y si es buena, existe la posibilidad de que la emoción la eleve sin merecerlo al rango de excelente.



Esta segunda reacción es la más peligrosa para quienes esperaban con ansia el estreno de “Asesino del Futuro” (“Looper”), que hoy llega a los cines saltillenses. Porque aunque la cinta es buena, incluso demasiado buena, no deja de ser una película de acción con algunos elementos que repiten la fórmula.

Pero independientemente de esto, un logro de “Asesino del Futuro” es abrirle la puerta grande a un director y escritor que, si bien no es nuevo en el séptimo arte, sí comienza con este tercer filme una carrera prometedora. Se trata de Rian Johnson, un cineasta que seguro les recordará a otro de reciente popularidad: Christopher Nolan. Porque “Asesino del Futuro” posee tintes que seguramente los transportarán —valga la palabra— a “Inception”, y van mucho más allá de que Joseph Gordon-Levitt participe en las dos historias.

Destacan, además, las buenas actuaciones. Joseph Gordon-Levitt y Bruce Willis son sólidos como rocas, Emily Blunt juega muy bien con la dupla fortaleza-vulnerabilidad y el niño Pierce Gagnon es más que sorprendente, sensacional. Y esto sin hablar de los otros actores con papeles secundarios (Paul Dano, Jeff Daniels, Piper Perabo), quienes terminan por redondear una historia que, a pesar de las inconsistencias lógicas de la trama (volvemos al tema de los viajes en el tiempo), consigue presentar un mundo ficticio bastante coherente.

Pero si hablamos de una conclusión que abrace todas las aristas, el supuesto de “Asesino del Futuro” termina replanteando el cuestionamiento básico —y no por ello menos importante— de los filmes sobre viajes en el tiempo: ¿hay un destino escrito o es posible cambiar el futuro desde el pasado? Y de ser viable esta segunda opción, ¿de quién depende? La respuesta es una derivación también básica (“Entonces lo vi… y el pasado era como un círculo dando vueltas y vueltas”, dice Joe joven): todo cambio depende siempre de uno mismo.

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